
Los aminoácidos regulan la mayoría de funciones esenciales de nuestro cuerpo, entre ellas ayudan a descomponer alimentos, son fuente de energía, participan en la reparación y crecimiento de tejidos corporales, intervienen en la contracción muscular y mantienen el equilibrio ácido-base del organismo. También tienen función de regulación, ya que muchos aminoácidos tienen la capacidad de convertirse en enzimas y hormonas como las hormonas tiroideas, insulina, adrenalina…
Como venimos diciendo, una de las funciones más importantes de los aminoácidos es proveer al cuerpo de energía. Aunque un organismo sano con una dieta equilibrada usa en primer lugar los carbohidratos como combustible, una vez consumidos éstos comienza a usar proteínas y aminoácidos.
Además, los aminoácidos también juegan un papel muy importante en el sabor de los alimentos, ya que cada aminoácido tiene su propio sabor, y la combinación de ellos será lo que defina si lo que nos estamos comiendo tiene un sabor dulce, amargo, etc… Por ejemplo, uno de los aminoácidos más conocidos es el ácido glutámico, con el que se elabora el glutamato monosódico, uno de los potenciadores de sabor de los alimentos más extendidos.
Además de estas funciones generales, cada uno de los aminoácidos tiene una función específica.
¿A qué llamamos aminoácidos esenciales?
De los aproximadamente 250 aminoácidos existentes de forma global, hay 20 que se consideran fundamentales para que nuestro organismo funcione de forma correcta.
Estos 20 aminoácidos se pueden clasificar atendiendo a diferentes criterios, pero la clasificación más extendida es aquella que los divide en aminoácidos esenciales, no esenciales y condicionales.
Los aminoácidos esenciales son aquellos que el organismo no es capaz de producir por sí mismo, por lo que han de adquirirse a través de la alimentación. Los aminoácidos considerados esenciales son: fenilalanina, histidina, isoleucina, leucina, lisina, metionina, treonina, triptófano y valina.
Los no esenciales serían, por el contrario, aquellos que nuestro organismo sí que es capaz de fabricar (ácido aspártico, ácido glutámico, alanina y asparagina).
Y, por último, los aminoácidos condicionales son aquellos que por norma general son no esenciales, excepto en momentos de enfermedad y estrés en los que el cuerpo no es capaz de producirlos y es necesario hacer una suplementación extra para lograr el equilibrio. Son los siguientes: alanina, asparagina, ácido aspártico y ácido glutámico.
Esta clasificación no nos debe llevar al error de pensar que unos son importantes y otros no, porque no es real. Todos tienen la misma importancia para nuestra salud.
Aunque un organismo sano con una dieta equilibrada usa en primer lugar los carbohidratos como combustible, una vez consumidos éstos comienza a usar proteínas y aminoácidos.
¿De qué se componen los aminoácidos?
En la composición de los aminoácidos vemos como se produce la unión de un grupo amino (-NH2) y otro carboxilo (-COOH) a un carbono α (- C -). Las otras 2 uniones del carbono quedarán ocupadas por 1 átomo de hidrógeno (-H) y un grupo variable al que denominaremos radical (-R).
Los 20 aminoácidos diferentes se conforman cambiando el grupo R.
Según la distribución tridimensional de cada uno de los grupos alrededor del carbono, la estructura del aminoácido adopta forma dextrógira (D) o levógira (L), siendo las estructuras L las naturales en el organismo y las más importantes.
¿Es bueno tomar aminoácidos durante el entrenamiento?
Empleados de forma óptima, los aminoácidos pueden ayudar a promover la recuperación muscular, desarrollar masa muscular y aumentar la resistencia de manera más eficaz.
Hoy en día, los suplementos de aminoácidos son ampliamente utilizados y son cada vez más demandados tanto por deportistas profesionales como por aficionados.
Para producir proteínas musculares son necesarios aminoácidos esenciales y, cuando hacemos ejercicio, nuestro organismo necesitan más de ellos para funcionar correctamente. Para conseguir estos aminoácidos podemos optar por obtenerlos a partir de alimentos ricos en proteínas (huevos, soja, pescado, …) o en forma de suplemento. La diferencia es que la absorción de aminoácidos en el primer caso puede tardar entre 3 ó 4 horas, mientras que en la segunda opción la absorción es mucho más rápida (aprox. 30 minutos), lo que lo hace de elección en caso de entrenamiento.
Empleados de forma óptima, los aminoácidos pueden ayudar a promover la recuperación muscular, desarrollar masa muscular y aumentar la resistencia de manera más eficaz.
Cuando un deportista realiza ejercicio intenso o prolongado, su cuerpo se va quedando sin energía y comienza a descomponer proteínas musculares para convertir sus aminoácidos esenciales en energía. Además, comienza a disminuir la producción de proteína muscular. Toda esta pérdida global de proteína lleva a la debilidad muscular y, por lo tanto, a una disminución del rendimiento.
Leucina, Prolina y Alanina son los llamados aminoácidos de cadena ramificada (BCAA), que representan aproximadamente el 40% de los aminoácidos esenciales en las proteínas musculares.
La Leucina tiene un papel crucial debido a su función en la activación de la síntesis de proteínas para construir, mantener y reparar músculos débiles o dañados.
Alanina y Prolina se encargan de participar en la conversión de los carbohidratos en glucógeno, cadenas de unidades de glucosa que el organismo almacena en el tejido muscular y el hígado.